lunes, 1 de julio de 2013

Ingredientes:

  • Aceite de girasol
  • 4-6 moldes de silicona de formas diferentes
  • ½ taza de aceite vegetal
  • 1 sobre de gelatina del sabor que más te guste (por lo general vienen de 14 gramos)
  • 1 sobre de gelatina de otro sabor de tu elección
  • 4 sobres de gelatina sin sabor (el doble de la gelatina de sabor)
  • 1 taza agua
  • 500 gramos de azúcar granulada

Preparación:

    1.     Para que las gomitas se puedan desmoldar muy bien, es importantísimo untar los moldes por dentro con aceite vegetal. Esto debe hacerse con una brocha o con un pincel y debes prestar especial atención a las formas con ángulos como las estrellitas. Pídele a tu hijo que te ayude con esta labor, antes de empezar a hacer toda la preparación.

    2.     Prepara la primera gelatina según las instrucciones de la caja o sobre, agregándole sólo 1 taza de agua, y adicionando 2 sobres de gelatina sin sabor. Pásala a una jarra que soporte el calor (las de marca Pyrex son las que más me gustan) y déjala enfriar un poco.

    3.     Prepara la gelatina del otro sabor igual que la primera, revolviendo bien con el agua y los otros dos sobres de gelatina sin sabor, que es la que nos va a ayudar a tener gomitas firmes. Pásalas a otra jarra.

    4.      Pon los moldes en unas latas para que queden estables y los puedas llevar fácilmente al refrigerador. Con cuidado llena las moldes con las jarras, alternando colores, una fila de cada sabor. Si quieres gomitas de un solo color, como lo hice yo esta vez (ver foto), utiliza gelatina de un solo sabor.

    5.     Una vez estén a temperatura ambiente, refrigera las gomitas para que se endurezcan bien. Estas gomitas es ideal hacerlas al final de la tarde para que puedan reposar y estar listas al otro día en la mañana.

    6.     Alista el azúcar en un plato grande. Retira las gomitas del refrigerador y desmóldalas con mucho cuidado. Pasa inmediatamente por el azúcar para que se pegue a cada gomita y pasa a un plato. ¡Son tan irresistibles que debes tener cuidado con tus hijos! Mételas en un tarro de vidrio, o en un tarro que selle muy bien, y repártelas para que los niños no se las coman todas de una sola vez.

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